martes, 27 de diciembre de 2016

Descubriendo el mundo

Vi tanto mundo en un solo día
que me di cuenta
de que solo era
una mota de polvo en una camisa vieja.

Era tan pequeña,
del firmamento,
una de tantas estrellas,
y mi camino no hacía,
más que empezar en ese momento.

Mi cabeza ahora me decía
que desvío escogería
para llegar a la parada de la vida.

Si bien, no planeé el viaje
pero sabía que ese destino
sería de mi libro
el mejor pasaje.

Tenía presente que no todo iba a ser fácil,
subiría cuestas y pisaría baches
pero siendo solo polvo en un mundo tan grande,
pensé, mi presente u mi futuro, eso es lo que hay.

Entonces miré al frente,
cogí mi mochila de la suerte,
di un paso y pisé fuerte,
dije adiós con una mirada sonriente.

Pues no volvería nunca al lugar de mi partida,
o si volvía, en alguno de mis remotos días
yo no sería la misma chica.



sábado, 10 de diciembre de 2016

Por qué bailo

Hace tiempo que llevo queriendo escribir sobre esto… Pero entre unas cosas y otras he acabado hablando solo de hombres, hombres, y más hombres… En fin…
Pues ahora voy a dejar ese tema de lado y voy a escribir sobre lo que es más importante en mi vida por encima de todo. El baile. Por qué bailo.
Sé que ya he escrito varias entradas sobre esto. Sobre cuando empecé, lo que el baile significa para mí, la lucha diaria que conlleva, etc.
Pero ahora os quiero contar concretamente como el baile pasó de ser algo que me gustaba, un hobby; a una necesidad. Cómo se convirtió en mi mayor tesoro, mi meta, mi sueño…
Ya sabéis que yo empecé de muy pequeñita a bailar en las actividades extraescolares y después de eso nunca he dejado de bailar ni un solo año, hasta el día de hoy.
El caso es, que por primera vez voy a contar algo abiertamente; no con todos los detalles porque no quiero que sepáis como fue la realidad de los hechos; pero tampoco os voy a contar mentiras.
Primeramente voy a hablar sobre cómo era yo, para después contar la situación en la que me encontraba y lo que fue ocurriendo desde mi época de niñez.
Yo… era una niña muy débil y sensible. Tenía miedo a muchísimas cosas, a la oscuridad entre ellas, y por ello la mayoría de noches soñaba con pesadillas unas más terroríficas que otras. Alguna aún la tengo en la memoria. A parte de eso, tenía amigos, una familia… todo era normal superficialmente… sin embargo, yo no era capaz de confiar en nadie y casi siempre me sentía muy sola y me ponía a bailar o cantar en medio del patio del colegio cuando estaba deprimida.
Así que esa era yo, una niña asustadiza, desconfiada, que no era capaz de defenderse a sí misma, y lo único que hacía era huir cada día.
Parte de esa niña y sus miedos siguen quedando en mí. Aunque haya crecido hay cosas de nosotros mismos que por mucho tiempo que pase siguen ahí, escondidas en un rincón de nuestro corazón, como nuestro niño interior.

Pues imaginaros a una niña así en un entorno hostil, siendo machacada poco a poco… Personas que exprimían la felicidad de sus días…
No recuerdo cuando comenzó ni por qué…
Solo tengo recuerdos varios de aquellos tiempos…
Recuerdos que van conmigo día a día y no podré olvidar jamás…
Durante muchos años, a partir de después de preescolar, empecé a sufrir acoso por parte de algunos niños de mi clase. Sobre todo psicológico.
Aún recuerdo alguno de los motes que llegué a tener. Me llamaron: Betty la fea, moni-mona, gamba…
Este último es el que más quedo grabado en mí, pues también me afecto durante mis dos primeros años de instituto.
Pues, cuando terminó el colegio, pensé que mi pesadilla se acabaría y no volvería a sufrir… tonta de mí…
En el primer año de instituto confié en alguien que no debía de haber confiado, fue una de las primeras personas a las cuales les conté parte de lo que me había pasado en el colegio y cómo me decían… Fue lo peor que podía haber hecho…
Días después toda mi clase sabía la historia y varios chicos empezaron a abusar de mí aprovechándose de eso.
No podéis ni imaginar lo que es que dos o tres niños te estén diciendo: ¡GAAMBA! ¡GAAMBAA!... delante de toda la clase mientras que esperas a que llegue el profesor y nadie hace nada, solo se quedan mirando; callados… Y tú sólo piensas en ese instante: tierra, trágame… quiero morirme…
Sí, durante los años de colegio y principios del instituto, hubo muchas veces en las que me plantee darme por vencida… Muchas veces  en las que ya no aguantaba más… Lloraba cada día en mi cuarto encerrada, sin que nadie se enterara… completamente sola, sin saber cómo seguir… completamente perdida, con una herida en el corazón que cada vez era más grande…
Y es que, el acoso escolar no fue lo peor que me podía pasar… No…
Sobre los seis, siete años, más o menos… No puedo decir edad exacta porque no lo recuerdo. Pero eso no importa, realmente da igual la edad que tuviera.
Pensad que yo sufría acoso escolar, tenía amigos y familia en los que no era capaz de confiar y para mí ya era bastante duro tener que llevar la carga que eso suponía; y de repente…
El acoso sexual también apareció en mi vida…
Lo más doloroso para mí, es recordar tan claramente cómo empezó todo… Cada vez que me pongo a mirar el pasado esos recuerdos son mucho más fuertes que todos los demás. Y me siento impotente, frustrada, estúpida… Durante mucho tiempo incluso me echaba la culpa de lo que había pasado por no ser capaz de pararle los pies a ese hombre…
Ya he dicho que no iba a dar detalles y por eso no voy a dar nombres ni a decir nada sobre las personas que abusaron de mi tanto en mi vida escolar cómo fuera de ella.
Sólo diré que la persona que me acosó sexualmente era mucho mayor que yo, mucho…
Al principio yo no entendía nada de lo que pasaba, no entendía las cosas que me hacía… Hasta que con el tiempo fui razonando y siendo capaz de ver las cosas con claridad, dándome cuenta de que aquello no podía seguir, que me estaba matando por dentro esa situación, no podía dejarlo estar por mucho miedo que tuviera.
Empecé a huir de él, pero cómo siempre, no era capaz de hablar… tenía miedo….
Hasta que un día mis padres sospecharon, y mi madre descubrió lo que pasaba. Después de eso no volví a verle, a excepción de dos veces que me lo encontré por la calle… y ninguna de ellas pude mirarle a la cara.

Al pasar por todo esto, mi autoestima poco a poco se vino abajo… No encontraba una razón por la que seguir adelante…
Sin embargo, un día me di cuenta de que tenía el baile. El baile era lo único que hacía que me olvidara de toda mi situación. Cuando necesitaba desahogarme también utilizaba el baile; cuando me sentía sola, bailaba; cuando no podía más, bailaba…
El baile pasó a ser una necesidad. Así que me dije para mí misma: “si sigo adelante es para llegar a ser una gran bailarina algún día, para que cuando sea mayor me suba a un escenario y pueda demostrar lo que valgo; que todo el daño que me han hecho no importaría ya, que había caído muchas veces, pero todas ellas me había levantado”… Soñando que en ese momento yo me sentiría tan fuerte como para decirles: “yo soy mejor que vosotros ahora, no habéis podido conmigo, gracias a vosotros decidí luchar por mi sueños y hoy los he cumplido”
Ese día está muy cerca, cada vez más cerca…

Y en definitiva, esto es por lo que bailo. Porque quiero demostrar que luché hasta el final, que logré conseguir mis sueños a pesar de todo, que seguí adelante soñando con un futuro que tarde o temprano se haría realidad. Hoy en día sigo creyendo en ese sueño y siempre lo creeré, siempre seguiré luchando por mucho que alguien me haga caer.


lunes, 17 de octubre de 2016

Sola

Sola,
en las profundidades de mi alma
la pena se agota,
la niña llora
al verse en el espejo reflejada.
Sola,
donde ya no importa tiempo, días, horas;
donde el sol no ilumina la mañana,
donde la lluvia empapa mi cara.
Sola,
el frío inunda mi cuerpo,
mis movimientos se vuelven lentos,
mi cabeza se llena de recuerdos.
Sola,
desprecio mi ser egoísta
que en este momento solo pienso en sí misma,
pero...
Eso no quita que siga sintiéndome sola;
necesitando una mano que coger,
un brazo al que aferrarme,
unas palabras que me hagan sentir bien...
Un hombro en el que apoyarme,
una sonrisa acogedora,
un beso que me llene de calor al instante
y haga que todo lo malo pase...
Sola...
se que la vida da mi vueltas,
hoy no tengo a nadie
y mañana no se sabe...
Sola...
intento tranquilizar mi cabeza,
pensar en otras cosas,
dejar atrás este dilema...

lunes, 3 de octubre de 2016

Nunca

No todo en la vida puede ir bien, eso está claro. Pero yo tengo dos problemas que parece que no se fueran a solucionar nunca.
Se que nunca hay que decir nunca, pero a veces uno lo piensa, lo duda, y se come la cabeza con la posibilidad de que realmente sea "nunca".
Porque... también está la frase de "nunca se sabe"... quizás si sea un "nunca".
Y es que estoy segura de que habrá más de una persona que NUNCA se habrá enamorado en su vida... Y eso es triste, muy triste... Porque, si que es verdad que a veces se pasa muy mal, pero es una experiencia por la que debería pasar todo ser humano antes o después. Es una experiencia que te hace crecer, mejorar cómo persona, aprender a valorar lo que tienes...
También es cierto que es muy contradictoria, porque cuanto más quieres a la otra persona más sufres; cuanto más la quieres más daño te acabará haciendo...
Sin embargo, eso no quita todo lo bueno que tiene... Ver su cara al despertar y sentir que tienes a alguien cerca de ti, poder abrazar a esa persona al dormir y sentir su calor, las pelis en el sofá, las cenas románticas, las escapadas a cualquier sitio; poder hacer el amor, que no el sexo, con una persona especial... Y sobre todo... no sentirte NUNCA solo, pues sabes que tienes alguien a tu lado, que te escucha, que te quiere tal y como eres; y en quien puedes confiar pase lo que pase.
Si, he dicho nunca, porque es así, es cierto...
Y así, en noches como estas acostada en mi cama, me siento sola... Pienso en todo lo que he pasado hasta ahora, sobre todo este último año... Y dudo... me es inevitable dudar... no parar de darle vueltas... ¿NUNCA volveré a encontrar a alguien especial?... ¿NUNCA voy a dejar de sentirme sola?...
Se que las respuestas a estas preguntas son que probablemente encontraré a alguien tarde o temprano... Pero uno duda... Por mucho que no quieras dudar; y más si, cómo yo, tienes la autoestima por los suelos; entonces dudas aún más... dudas todos los días... dudas entre mil NUNCA, que aunque quepan en una posibilidad de un 1% de llegar a hacerse realidad, seguiré cuestionándome si ese 1% me tocará a mi.



lunes, 19 de septiembre de 2016

En mi cama







En mi cama,
escribo las palabras
que quedaron ayer guardadas.
En un cajón con llave
escondido en alguna parte
que de mi mente siempre escape.
En mi cama,
los sentimientos fluyen
como en un río de lava.
Quema y destruye
pues no hay quien salve
este corazón que hoy se hunde.
En mi cama,
huyo de los desastres
y miro al techo en un rincón acurrucada.
No hay día ni mañana
solo recuerdos empolvados
que rescato del pasado.
En mi cama,
no importa nada
pues todo se olvidará al alba.
Despertaré entre mis sabanas,
pondré los pies en el suelo
y no miraré atrás para no arrepentirme luego.

sábado, 27 de agosto de 2016

El videojuego de la vida

A veces me gustaría correr
sin saber cuál es mi destino,
sin mirar por donde piso.
A veces me gustaría saltar
sin tener red que me pudiera sostener
y no importar nada al caer.
Tengo miedo a millones de cosas,
desearía volar,
pero el temor de las alturas
me mata de ansiedad.
En un momento la vida me estorba,
pienso en hacer una locura
pero algo me dice que no corra.
Hay metas que quisiera alcanzar,
todos queremos algo
que no está cerca de nuestras manos.
Miles de veces nos preguntamos
sí la lucha merecerá la pena,
si no nos matará a la espera.
Unas veces decidimos soñar
con lo que nos gustaría desde el sofá.
Y otras saltamos sin red
sin importar lo que pase al caer.
Todas estas decisiones
es lo que forman nuestra vida,
todo son misiones
como en un videojuego de hoy día.
Dará igual si después te arrepientes,
eso solo te dará amargura
a cada pensamiento que alimentes.
Eso sólo hará que sufras
mientras otra gente
de lo que tiene disfruta.

miércoles, 6 de julio de 2016

Ángel de la guarda

Hay qué ver cuánto podemos llegar a querer a las personas y lo que somos capaces de hacer por ellas...
Durante mi infancia hubo una época en la que yo sufrí algo que no se lo deseo a nadie... y no tuve ayuda nunca, tuve que llevar el peso de todos esos sentimientos y recuerdos yo sola durante mucho tiempo... sí que es verdad que en parte fue culpa mía, pero no toda la culpa...
Por ello me volqué desde las sombras en mi hermana y mis dos primas gemelas; a las que quiero con locura.
Cuando pasó lo que pasó en aquel entonces nuestra familia por parte de madre se distancio mucho... muchísimo...
Antes, íbamos todos los sábados a comer a casa de mi abuela. En los inviernos siempre estaba la chimenea encendida y pasábamos castañas; en verano, y cuando no era verano, salíamos fuera jugar... En aquel entonces ni siquiera habían nacido mis primas... pero venían en camino.
Y todo cambio de repente... me pasé mucho tiempo sin poder ver a mi familia... mi abuela, mi tía, mis primas, etc.
Mi vida cambio en este sentido, y yo me sentí culpable al principio, porque no quería estar separada de ellos... En ese momento no entendía bien las cosas... por qué teníamos que estar tan distanciados... pero con el tiempo, pude ser capaz de entenderlo todo y recordar cada momento como si fuera ayer...
Por eso decidí que no estaba dispuesta a que ellas lo pasarán mal... quería ser como su ángel de la guarda.
Entre mi hermana y yo hasta conseguimos que acabarán siendo frikis...
Cuando mi hermana cumplió los 17 decidí hablar con ella... Era la hora...
Pues para la gente de fuera, para mi hermana u otra gente de la familia se les contó mentiras o no se les contó nada.
Por eso, yo quería que mi hermana supiera la verdad, se lo merecía, merecía saber lo que realmente pasaba en nuestra familia...
Estuve callada durante mucho tiempo, guardando el secreto sobre mi espalda... culpándome, incluso, de ello... sufriendo en soledad...
Ya era hora de que alguien más supiera la verdad.
Mis primas ahora tienen 13 años, y aún es pronto... Probablemente, por mucho que crezcan, cuando se lo cuente no me creerán... Quizás nunca lo hagan... Pero tienen derecho a saberlo saber y entender lo que ocurrió en aquel entonces y porqué las cosas son como son ahora... Porque las quiero... y aunque sé que les va a doler, qué va a ser un golpe muy fuerte para ellas... estoy completamente segura de que es y será lo mejor.
Porque las quiero, les he mentido hasta hoy; y porque las quiero también, les diré la verdad, llegado el momento adecuado, como hice con mi hermana.
Y siempre, pero siempre, pase lo que pase... seguiré siendo su ángel de la guarda.

sábado, 23 de abril de 2016

Mirando atrás



 
















Miro atrás y recuerdo por qué llegué hasta aquí,
por qué tropecé dos veces sin pensarlo más de una vez,
por qué dejé marchar aquel tren y cogí el siguiente,
por qué me despedí sin querer hacerlo realmente,
por qué dije no cuando pude haber dicho sí.
Derramé muchas lágrimas por quien no debía
y más aún por quien no las merecía,
caí en un agujero negro donde no veía nada
y salí de él…
pero luego volví a caer.
No calculé mis pasos precisos,
la distancia recorrida desde el inicio,
no pensé por qué recorría ese camino.
Sin embargo otras cosas las pensé demasiado,
tuve miedo a que me hicieran daño,
tuve miedo a quedarme sola,
tuve miedo a decir hola
y aún más miedo a decir adiós.
A veces no entendía lo que ocurría a mí alrededor
y cuando lo comprendía ya era tarde,
a veces quería pedir auxilio, socorro…
pero las palabras no salían de mi voz,
a veces me sentía atrapada en una pesadilla
y despertarme no podía…
Pero sobre todo,
muchas veces quise decir adiós al mundo,
rendirme porque me sentía un estorbo,
decidir que nada escucho
y dejar de lado el miedo a las alturas para dar mi último salto.
Aunque al final nunca lo hice y no me arrepiento de ello,
seguí los pasos por el único sendero
que vislumbraba algo de luz radiante
cómo el sol de un amanecer brillante,
y hasta aquí he llegado, aunque un poco tarde.
Todo lo que dije, hice, escuché…
me ha llevado a unos días en los que ya no importa si río o lloro
lo importante es que sé que camino escojo
sabiendo que puedo tropezar y llegar a caer,
sabiendo que aunque caiga me levantaré.

sábado, 9 de abril de 2016

En un rincón de mi habitación



Mis pensamientos vuelan por la habitación
desordenados, desubicados y paralizados.
Estoy parada en un rincón intentando olvidar
pero todos esos pensamientos me absorven.
Y no puedo concentrarme en uno,
no puedo luchar contra ellos.
Se esparcen por el espacio,
me agota el pensar que todo se acumula.
Creo tenerlo todo claro
pero nunca tengo nada claro.
Busco la luz en esta habitación
pero sigo absorta en la oscuridad.
Todo da vueltas sin parar...
Me siento sola...
aunque a veces deseo estar sola.
Necesito calor...
aunque a veces me gusta el frío.
Tengo que avanzar...
aunque siento la necesidad de parar.
Toda mi vida sigue avanzando
mientras yo estoy aquí.
Sentada en el banco de la estación
esperando a algún tren que me de la respuesta
a las preguntas que rondan mi cabeza.
Pido ayuda para decidir,
alguien que me de un empujón para salir.
Debería escapar de la soledad y el frío
que se encuentra en mi interior.
Que me atrapa en esta habitación,
que deja a mis pensamientos flotando y me asfixian.
Pronto necesitaré dar un paso hacia delante.
Pronto te necesitaré...
seas quien seas, se que estás ahí.
para tenderme una mano
y agarrarme fuerte y con seguridad,
para darme la fuerza de seguir mi camino
y recoger cada pensamiento de esta habitación oscura.

miércoles, 17 de febrero de 2016

A pesar de todo



A veces conseguir lo que queremos es realmente difícil. Nos ponen miles de obstáculos que no siempre superamos, o tardamos mucho en ello. Sin embargo, nos empeñamos y estamos dispuestos a todo con tal de conseguir nuestro objetivo. Aunque lleve toda una vida en ello, aunque no haya nadie que nos apoye, ni si quiera nuestra propia familia.
A mí, mi familia nunca me ha apoyado en mi sueño, nunca…
Puedo contar con una mano las veces que recuerdo que mi padre haya ido a verme bailar por el mero de hecho de que no le gusta. Y por otro lado, mi madre que si ha ido a verme pero no en sí porque me apoyara y quisiera lo que yo quiero para mí misma.
Llevan toda la vida, desde que decidí que bailar era lo que quería hacer en mi vida, diciéndome que no conseguiré nada, que no llegaré a ser nadie en la vida, que acabaré limpiando casas o recogiendo limones… Empeñados en que tengo que hacer una carrera para encontrar un buen trabajo, que tengo que hacer lo que ellos no hicieron y lo que hace todo el mundo.
Pues yo no soy ellos ni todo el mundo. Yo soy yo, y tengo muy claro lo que quiero hacer, mis metas, mi camino. Por mucho que intenten hacerme cambiar de opinión. Desde que era una niña supe que lo mío era el baile y a pesar de todos los problemas que tenía día a día con mis padres, de no tener confianza con ellos y no tener su apoyo, iba a luchar.
Iba a por todas, y cuanto más me dijeran que no más ganas tenía de conseguirlo y demostrar que no tengo por qué estudiar o trabajar en algo que no me gusta, que los sueños se pueden cumplir si creemos de verdad en ellos.
Por qué cuantos más obstáculos me ponía la vida más razones tenía para llegar hasta la meta.
Pero aun así, es duro ver cómo los padres de tus amigos están a su lado, les apoyan, y confían en ellos… mientras tú tienes que luchar contra ellos porque no pueden o no quieren entender que es tu vida y no la suya. Todavía hoy día, habiendo logrado parte de mi sueño… siendo profesora y teniendo un grupo, siguen pensando que no me servirá de nada. Sobre todo mi padre, piensa que fracasaré, que por mucho que haga nunca será suficiente como para poder llegar a ganarme la vida bailando…
Aunque para él, nunca será suficiente…
Algún día, tarde o temprano, tendrá que abrir los ojos y darse cuenta de que jamás seré la hija modelo que le hubiera gustado, jamás cambiaré de idea, jamás dejaré de bailar… Y si no lo hace, algún día se arrepentirá de no haberlo hecho.
Así que yo sigo hacia delante, luchando por mi sueño, cada día un poco más cerca. No importa que no me apoyen, que no crean en mí. Yo estoy convencida de que lo lograré a pesar de todo.

sábado, 6 de febrero de 2016

Aprender



A veces desearía que las cosas fueran más fáciles…
Sí que es verdad que muchas veces somos nosotros mismos los que complicamos nuestras vidas, pero… Yo creo que es algo que no podemos evitar muchas veces, aun deseando que fuera al revés…
Hay que disfrutar la vida y no complicarse, y a la misma vez si todo es siempre alegría y diversión tu vida se vuelve una monotonía y no aprendes.
Porque cuando le damos vueltas a las cosas, aunque algunas veces no sirva para nada y se quede todo en dramatismo, de vez en cuando te das cuenta de muchas cosas que no veías.
Cosas por las que, sin querer, nos hacemos los ciegos y las dejamos a un lado como si no estuvieran…
Y eso puede estar bien por un tiempo, pero no siempre puede ser así…
Tarde o temprano hay que abrir los ojos y ser realista.
Aunque yo muchas veces lo llevo al extremo… No puedo evitar pensar en lo peor, en que puede pasar cualquier cosa, que todo puede cambiar en un momento y no acabar como tu esperabas.
Y cuando eso pasa y no te lo esperas porque tienes totalmente los ojos cerrados, caes en picado a un pozo sin fondo…
Yo lo sé, me ha pasado casi todas las veces que he estado enamorada… He sido una tonta, loca, ilusa, ciega…
En esos momentos, lo único bueno que puedes sacar es que aprendes la lección, te das cuenta que hay momentos en los que hay que dejar las cosas a un lado y ser ciegos, y otros en los que tienes que darte cuenta de la realidad en la que vives para no sufrir más de lo que uno se merece.
También es verdad, que yo cuento todo esto y después no sigo mis propios consejos… Antes me pasaba más que ahora, pero aún hoy día sigo tropezando con alguna piedra en el camino que no fue muy distinta de otras piedras anteriores.
Muchas veces, no aprendemos a la primera y acabamos pasando por lo mismo de distintas maneras repetidas veces… Hasta que algo dentro en nosotros hace “click”.
Y por otro lado, también elegimos alguna vez nosotros mismos cerrar los ojos por un tiempo, porque necesitamos descansar de la realidad, de la rutina, de los problemas… Sin embargo, cuando pasa eso, puede ser que sin darte cuenta estés huyendo de tu propia vida… Y eso no es bueno.
Nuestra vida podemos intentar cambiarla, mejorarla o empeorarla; pero nunca huir… porque si decides huir nunca vivirás, nunca te enamorarás, nunca lograrás tus sueños, te quedarás en el mismo punto de tu vida, a un lado de todo lo que pasa a tu alrededor… y todo por miedo a sufrir o a vivir sabiendo que hay cosas de la vida que no siempre nos gustan… escapando siempre de tu camino.
Por eso hay que saber cuándo abrir o cerrar los ojos, y eso es lo más complicado de aprender, es lo que la mayoría de los humanos no llegamos a aprender jamás por mucho que lo sepamos.