Hoy tengo una pequeña voz para decir algo y que alguien me
escuche. Parecerá una tontería, y puede que lo sea; pero conseguir que lean una entrada de este
blog cien personas… para mí es algo muy grande, jamás pensé que conseguiría que
lo leyera tanta gente.
Sé que realmente no es mucho, y con esto no voy a ganar
dinero ni me voy a hacer famosa, pero es más que nada…
Gracias a este blog he podido expresar todo lo que
necesitaba salir de mi cuando no tenía el baile, o simplemente, cuando me
apetecía. He contado historias, anécdotas, sentimientos, telenovelas… Y he
dejado que lo leyerais porque quería que la gente viera que no sólo se bailar,
quería dejar que la gente conociera un poco a Mónica.
Esto no quiere decir que una persona que lea mi blog me
pueda conocer de verdad… quiere decir que conoce parte de mí, que sabe que soy
sólo una chica más de este mundo que vive con gran pasión por su sueño y por
las personas que lo rodean… bueno, y que se estruja demasiado los sesos; sobre
todo cuando se trata de chicos…
Sólo soy una chica que adora bailar y que le gusta escribir
para expresar lo que siente y no es capaz de expresar hablando… Porque nunca he
sido capaz de expresarme hablando.
Una de las cosas que más me costaba cuando estaba en el
colegio y en el instituto era cuando tenías que dar algún discurso o exponer un
trabajo en clase… me ponía tan nerviosa que me temblaba todo y me trababa
constantemente. Me sentía tan incómoda que solo pensaba en que el momento
pasase rápido… sentía que las palabras no querían salir, cómo si algo las
retuviera dentro.
Supongo que eso era causa de que hasta los 14 años no empecé
a abrirme a los demás. A expresar lo que llevaba dentro. A soltar el peso de
esas lágrimas a escondidas en mi habitación, el peso de tantos recuerdos que se
acumulaban en mi corazón… que creaban una grieta más, que a veces ni el baile
era suficiente.
Entonces, a mis 14 años de edad, me di cuenta de que tenía
que sacar todo lo que llevaba conmigo durante tanto tiempo, abrir la mochila y
sacar uno a uno los malos momentos. Y no sólo me ayudo empezar a confiar en los
demás…
Cuando yo tenía solo once o doce años, en sexto de
primaria, la profesora nos mandó
escribir un poema. En aquel instante descubrí cómo las palabras fluían en mí…
Escribí mi primer poema sobre una niña que vivía en un bosque y se lo enseñé a
la profesora… Después de eso me di cuenta de que podía hacer otra que sirviera
para algo más que puro aprendizaje… un poema que hablara de lo que pasaba en
aquel instante en mi vida… Y para mi esa fue la primera vez expresé lo que
quería realmente, para mí siempre será mi primer poema.
Después de eso no volví a escribir hasta, justamente, los 14
años.
Mi época entre los 14 y 15 años fue muy importante, decisiva
más bien. Porque me cambié de instituto, me volví otaku, empecé a conocer gente
nueva; gente en la que confiar, y por fin empecé a expresar lo que sentía no
solo bailando.
Por eso hoy quiero decir a las personas que leen esto,
aunque sean pocas… aunque fuera una sola… Quiero decir que no os de miedo
expresaros, que no os escondáis en vosotros mismos, que hay que decir lo que
uno quiere y expresarlo de la manera que quiera, no tiene por qué ser hablando,
pero expresarlo… No dejéis que vuestros sentimientos se queden guardados en un
cajón, porque todo cajón tiene su tope y al final se abre por el peso que
añadimos con cada sentimiento, palabra, acción o expresión que guardamos
dentro. Porque vida sólo hay una y hay que disfrutarla, hay que vivirla sin
miedos, seguir a nuestro corazón y luchar por lo queremos; y por supuesto,
nunca dejar de expresar lo que sentimos… El tiempo pasará y puede que después
sea tarde para expresarlo o que el tiempo pueda con nosotros y ni si quiera
nosotros mismos quedemos. Así que este es mi consejo, seguid a vuestro corazón
y expresaros con total libertad. Porque yo tardé mucho en hacerlo y cuando
empecé fue mucho más difícil que haberlo hecho desde el principio, y es una de
las pocas cosas de las que me arrepiento.