viernes, 3 de febrero de 2017

Una pequeña voz

Hoy tengo una pequeña voz para decir algo y que alguien me escuche. Parecerá una tontería, y puede que lo sea;  pero conseguir que lean una entrada de este blog cien personas… para mí es algo muy grande, jamás pensé que conseguiría que lo leyera tanta gente.
Sé que realmente no es mucho, y con esto no voy a ganar dinero ni me voy a hacer famosa, pero es más que nada…
Gracias a este blog he podido expresar todo lo que necesitaba salir de mi cuando no tenía el baile, o simplemente, cuando me apetecía. He contado historias, anécdotas, sentimientos, telenovelas… Y he dejado que lo leyerais porque quería que la gente viera que no sólo se bailar, quería dejar que la gente conociera un poco a Mónica.
Esto no quiere decir que una persona que lea mi blog me pueda conocer de verdad… quiere decir que conoce parte de mí, que sabe que soy sólo una chica más de este mundo que vive con gran pasión por su sueño y por las personas que lo rodean… bueno, y que se estruja demasiado los sesos; sobre todo cuando se trata de chicos…
Sólo soy una chica que adora bailar y que le gusta escribir para expresar lo que siente y no es capaz de expresar hablando… Porque nunca he sido capaz de expresarme hablando.
Una de las cosas que más me costaba cuando estaba en el colegio y en el instituto era cuando tenías que dar algún discurso o exponer un trabajo en clase… me ponía tan nerviosa que me temblaba todo y me trababa constantemente. Me sentía tan incómoda que solo pensaba en que el momento pasase rápido… sentía que las palabras no querían salir, cómo si algo las retuviera dentro.
Supongo que eso era causa de que hasta los 14 años no empecé a abrirme a los demás. A expresar lo que llevaba dentro. A soltar el peso de esas lágrimas a escondidas en mi habitación, el peso de tantos recuerdos que se acumulaban en mi corazón… que creaban una grieta más, que a veces ni el baile era suficiente.
Entonces, a mis 14 años de edad, me di cuenta de que tenía que sacar todo lo que llevaba conmigo durante tanto tiempo, abrir la mochila y sacar uno a uno los malos momentos. Y no sólo me ayudo empezar a confiar en los demás…
Cuando yo tenía solo once o doce años, en sexto de primaria,  la profesora nos mandó escribir un poema. En aquel instante descubrí cómo las palabras fluían en mí… Escribí mi primer poema sobre una niña que vivía en un bosque y se lo enseñé a la profesora… Después de eso me di cuenta de que podía hacer otra que sirviera para algo más que puro aprendizaje… un poema que hablara de lo que pasaba en aquel instante en mi vida… Y para mi esa fue la primera vez expresé lo que quería realmente, para mí siempre será mi primer poema.
Después de eso no volví a escribir hasta, justamente, los 14 años.
Mi época entre los 14 y 15 años fue muy importante, decisiva más bien. Porque me cambié de instituto, me volví otaku, empecé a conocer gente nueva; gente en la que confiar, y por fin empecé a expresar lo que sentía no solo bailando.

Por eso hoy quiero decir a las personas que leen esto, aunque sean pocas… aunque fuera una sola… Quiero decir que no os de miedo expresaros, que no os escondáis en vosotros mismos, que hay que decir lo que uno quiere y expresarlo de la manera que quiera, no tiene por qué ser hablando, pero expresarlo… No dejéis que vuestros sentimientos se queden guardados en un cajón, porque todo cajón tiene su tope y al final se abre por el peso que añadimos con cada sentimiento, palabra, acción o expresión que guardamos dentro. Porque vida sólo hay una y hay que disfrutarla, hay que vivirla sin miedos, seguir a nuestro corazón y luchar por lo queremos; y por supuesto, nunca dejar de expresar lo que sentimos… El tiempo pasará y puede que después sea tarde para expresarlo o que el tiempo pueda con nosotros y ni si quiera nosotros mismos quedemos. Así que este es mi consejo, seguid a vuestro corazón y expresaros con total libertad. Porque yo tardé mucho en hacerlo y cuando empecé fue mucho más difícil que haberlo hecho desde el principio, y es una de las pocas cosas de las que me arrepiento.