sábado, 6 de febrero de 2016

Aprender



A veces desearía que las cosas fueran más fáciles…
Sí que es verdad que muchas veces somos nosotros mismos los que complicamos nuestras vidas, pero… Yo creo que es algo que no podemos evitar muchas veces, aun deseando que fuera al revés…
Hay que disfrutar la vida y no complicarse, y a la misma vez si todo es siempre alegría y diversión tu vida se vuelve una monotonía y no aprendes.
Porque cuando le damos vueltas a las cosas, aunque algunas veces no sirva para nada y se quede todo en dramatismo, de vez en cuando te das cuenta de muchas cosas que no veías.
Cosas por las que, sin querer, nos hacemos los ciegos y las dejamos a un lado como si no estuvieran…
Y eso puede estar bien por un tiempo, pero no siempre puede ser así…
Tarde o temprano hay que abrir los ojos y ser realista.
Aunque yo muchas veces lo llevo al extremo… No puedo evitar pensar en lo peor, en que puede pasar cualquier cosa, que todo puede cambiar en un momento y no acabar como tu esperabas.
Y cuando eso pasa y no te lo esperas porque tienes totalmente los ojos cerrados, caes en picado a un pozo sin fondo…
Yo lo sé, me ha pasado casi todas las veces que he estado enamorada… He sido una tonta, loca, ilusa, ciega…
En esos momentos, lo único bueno que puedes sacar es que aprendes la lección, te das cuenta que hay momentos en los que hay que dejar las cosas a un lado y ser ciegos, y otros en los que tienes que darte cuenta de la realidad en la que vives para no sufrir más de lo que uno se merece.
También es verdad, que yo cuento todo esto y después no sigo mis propios consejos… Antes me pasaba más que ahora, pero aún hoy día sigo tropezando con alguna piedra en el camino que no fue muy distinta de otras piedras anteriores.
Muchas veces, no aprendemos a la primera y acabamos pasando por lo mismo de distintas maneras repetidas veces… Hasta que algo dentro en nosotros hace “click”.
Y por otro lado, también elegimos alguna vez nosotros mismos cerrar los ojos por un tiempo, porque necesitamos descansar de la realidad, de la rutina, de los problemas… Sin embargo, cuando pasa eso, puede ser que sin darte cuenta estés huyendo de tu propia vida… Y eso no es bueno.
Nuestra vida podemos intentar cambiarla, mejorarla o empeorarla; pero nunca huir… porque si decides huir nunca vivirás, nunca te enamorarás, nunca lograrás tus sueños, te quedarás en el mismo punto de tu vida, a un lado de todo lo que pasa a tu alrededor… y todo por miedo a sufrir o a vivir sabiendo que hay cosas de la vida que no siempre nos gustan… escapando siempre de tu camino.
Por eso hay que saber cuándo abrir o cerrar los ojos, y eso es lo más complicado de aprender, es lo que la mayoría de los humanos no llegamos a aprender jamás por mucho que lo sepamos.

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