sábado, 23 de abril de 2016

Mirando atrás



 
















Miro atrás y recuerdo por qué llegué hasta aquí,
por qué tropecé dos veces sin pensarlo más de una vez,
por qué dejé marchar aquel tren y cogí el siguiente,
por qué me despedí sin querer hacerlo realmente,
por qué dije no cuando pude haber dicho sí.
Derramé muchas lágrimas por quien no debía
y más aún por quien no las merecía,
caí en un agujero negro donde no veía nada
y salí de él…
pero luego volví a caer.
No calculé mis pasos precisos,
la distancia recorrida desde el inicio,
no pensé por qué recorría ese camino.
Sin embargo otras cosas las pensé demasiado,
tuve miedo a que me hicieran daño,
tuve miedo a quedarme sola,
tuve miedo a decir hola
y aún más miedo a decir adiós.
A veces no entendía lo que ocurría a mí alrededor
y cuando lo comprendía ya era tarde,
a veces quería pedir auxilio, socorro…
pero las palabras no salían de mi voz,
a veces me sentía atrapada en una pesadilla
y despertarme no podía…
Pero sobre todo,
muchas veces quise decir adiós al mundo,
rendirme porque me sentía un estorbo,
decidir que nada escucho
y dejar de lado el miedo a las alturas para dar mi último salto.
Aunque al final nunca lo hice y no me arrepiento de ello,
seguí los pasos por el único sendero
que vislumbraba algo de luz radiante
cómo el sol de un amanecer brillante,
y hasta aquí he llegado, aunque un poco tarde.
Todo lo que dije, hice, escuché…
me ha llevado a unos días en los que ya no importa si río o lloro
lo importante es que sé que camino escojo
sabiendo que puedo tropezar y llegar a caer,
sabiendo que aunque caiga me levantaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario