sábado, 10 de diciembre de 2016

Por qué bailo

Hace tiempo que llevo queriendo escribir sobre esto… Pero entre unas cosas y otras he acabado hablando solo de hombres, hombres, y más hombres… En fin…
Pues ahora voy a dejar ese tema de lado y voy a escribir sobre lo que es más importante en mi vida por encima de todo. El baile. Por qué bailo.
Sé que ya he escrito varias entradas sobre esto. Sobre cuando empecé, lo que el baile significa para mí, la lucha diaria que conlleva, etc.
Pero ahora os quiero contar concretamente como el baile pasó de ser algo que me gustaba, un hobby; a una necesidad. Cómo se convirtió en mi mayor tesoro, mi meta, mi sueño…
Ya sabéis que yo empecé de muy pequeñita a bailar en las actividades extraescolares y después de eso nunca he dejado de bailar ni un solo año, hasta el día de hoy.
El caso es, que por primera vez voy a contar algo abiertamente; no con todos los detalles porque no quiero que sepáis como fue la realidad de los hechos; pero tampoco os voy a contar mentiras.
Primeramente voy a hablar sobre cómo era yo, para después contar la situación en la que me encontraba y lo que fue ocurriendo desde mi época de niñez.
Yo… era una niña muy débil y sensible. Tenía miedo a muchísimas cosas, a la oscuridad entre ellas, y por ello la mayoría de noches soñaba con pesadillas unas más terroríficas que otras. Alguna aún la tengo en la memoria. A parte de eso, tenía amigos, una familia… todo era normal superficialmente… sin embargo, yo no era capaz de confiar en nadie y casi siempre me sentía muy sola y me ponía a bailar o cantar en medio del patio del colegio cuando estaba deprimida.
Así que esa era yo, una niña asustadiza, desconfiada, que no era capaz de defenderse a sí misma, y lo único que hacía era huir cada día.
Parte de esa niña y sus miedos siguen quedando en mí. Aunque haya crecido hay cosas de nosotros mismos que por mucho tiempo que pase siguen ahí, escondidas en un rincón de nuestro corazón, como nuestro niño interior.

Pues imaginaros a una niña así en un entorno hostil, siendo machacada poco a poco… Personas que exprimían la felicidad de sus días…
No recuerdo cuando comenzó ni por qué…
Solo tengo recuerdos varios de aquellos tiempos…
Recuerdos que van conmigo día a día y no podré olvidar jamás…
Durante muchos años, a partir de después de preescolar, empecé a sufrir acoso por parte de algunos niños de mi clase. Sobre todo psicológico.
Aún recuerdo alguno de los motes que llegué a tener. Me llamaron: Betty la fea, moni-mona, gamba…
Este último es el que más quedo grabado en mí, pues también me afecto durante mis dos primeros años de instituto.
Pues, cuando terminó el colegio, pensé que mi pesadilla se acabaría y no volvería a sufrir… tonta de mí…
En el primer año de instituto confié en alguien que no debía de haber confiado, fue una de las primeras personas a las cuales les conté parte de lo que me había pasado en el colegio y cómo me decían… Fue lo peor que podía haber hecho…
Días después toda mi clase sabía la historia y varios chicos empezaron a abusar de mí aprovechándose de eso.
No podéis ni imaginar lo que es que dos o tres niños te estén diciendo: ¡GAAMBA! ¡GAAMBAA!... delante de toda la clase mientras que esperas a que llegue el profesor y nadie hace nada, solo se quedan mirando; callados… Y tú sólo piensas en ese instante: tierra, trágame… quiero morirme…
Sí, durante los años de colegio y principios del instituto, hubo muchas veces en las que me plantee darme por vencida… Muchas veces  en las que ya no aguantaba más… Lloraba cada día en mi cuarto encerrada, sin que nadie se enterara… completamente sola, sin saber cómo seguir… completamente perdida, con una herida en el corazón que cada vez era más grande…
Y es que, el acoso escolar no fue lo peor que me podía pasar… No…
Sobre los seis, siete años, más o menos… No puedo decir edad exacta porque no lo recuerdo. Pero eso no importa, realmente da igual la edad que tuviera.
Pensad que yo sufría acoso escolar, tenía amigos y familia en los que no era capaz de confiar y para mí ya era bastante duro tener que llevar la carga que eso suponía; y de repente…
El acoso sexual también apareció en mi vida…
Lo más doloroso para mí, es recordar tan claramente cómo empezó todo… Cada vez que me pongo a mirar el pasado esos recuerdos son mucho más fuertes que todos los demás. Y me siento impotente, frustrada, estúpida… Durante mucho tiempo incluso me echaba la culpa de lo que había pasado por no ser capaz de pararle los pies a ese hombre…
Ya he dicho que no iba a dar detalles y por eso no voy a dar nombres ni a decir nada sobre las personas que abusaron de mi tanto en mi vida escolar cómo fuera de ella.
Sólo diré que la persona que me acosó sexualmente era mucho mayor que yo, mucho…
Al principio yo no entendía nada de lo que pasaba, no entendía las cosas que me hacía… Hasta que con el tiempo fui razonando y siendo capaz de ver las cosas con claridad, dándome cuenta de que aquello no podía seguir, que me estaba matando por dentro esa situación, no podía dejarlo estar por mucho miedo que tuviera.
Empecé a huir de él, pero cómo siempre, no era capaz de hablar… tenía miedo….
Hasta que un día mis padres sospecharon, y mi madre descubrió lo que pasaba. Después de eso no volví a verle, a excepción de dos veces que me lo encontré por la calle… y ninguna de ellas pude mirarle a la cara.

Al pasar por todo esto, mi autoestima poco a poco se vino abajo… No encontraba una razón por la que seguir adelante…
Sin embargo, un día me di cuenta de que tenía el baile. El baile era lo único que hacía que me olvidara de toda mi situación. Cuando necesitaba desahogarme también utilizaba el baile; cuando me sentía sola, bailaba; cuando no podía más, bailaba…
El baile pasó a ser una necesidad. Así que me dije para mí misma: “si sigo adelante es para llegar a ser una gran bailarina algún día, para que cuando sea mayor me suba a un escenario y pueda demostrar lo que valgo; que todo el daño que me han hecho no importaría ya, que había caído muchas veces, pero todas ellas me había levantado”… Soñando que en ese momento yo me sentiría tan fuerte como para decirles: “yo soy mejor que vosotros ahora, no habéis podido conmigo, gracias a vosotros decidí luchar por mi sueños y hoy los he cumplido”
Ese día está muy cerca, cada vez más cerca…

Y en definitiva, esto es por lo que bailo. Porque quiero demostrar que luché hasta el final, que logré conseguir mis sueños a pesar de todo, que seguí adelante soñando con un futuro que tarde o temprano se haría realidad. Hoy en día sigo creyendo en ese sueño y siempre lo creeré, siempre seguiré luchando por mucho que alguien me haga caer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario