viernes, 22 de diciembre de 2017

Y llegó la Navidad...

Llega la navidad, y con ella, el fin de este 2017…
A muchas personas no les gusta esta época del año por distintas razones, al igual que a otras todo lo contrario, les encanta.
Para mí no es ni lo uno ni lo otro… Me gusta la navidad, aunque hace frío, se come demasiado y es bastante materialista, además de que yo no soy creyente; pero la época navideña tiene un significado especial e importante en mi vida.
Porque la navidad también es un momento de reunión con la familia, vacaciones para disfrutar con las personas que te importan, y un buen momento para darte cuenta de que el mayor regalo de navidad es esas personas que te rodean, el poder estar con ellas, incluso el simple hecho de haberlas conocido y que formen parte de tu vida.
Por eso, para mi es especial, pues es un punto de reunión con la familia de sangre y con las personas que no lo son pero como si lo fueran. De hecho, mi verdadera familia la forman más personas ajenas a ella que otras que sí lo son.
Aun así, en esta época del año, por el motivo que sea parece como si todos los roces, rencores y discusiones quedaran a un lado por un instante. Todos compartimos momentos, nos reímos, comemos, nos damos regalos y, sobre todo, disfrutamos de la compañía de los demás y sentimos el calor que esas personas nos transmiten; sentimos como formamos parte de algo muy grande y único, aunque sea solo en ese instante.
A parte, en mi caso es más que todo eso, porque me trae muchos recuerdos, tanto buenos como malos. En estas fechas recuerdos con más fuerza a mi abuelo, que se disfrazaba cada año de Papá Noel y me traía los regalos; que él disfrutaba incluso más que yo en esos momentos.
También me recuerda el tiempo en que mi familia sufrió aquella separación, donde la distancia entre nosotros parecía ser inmensa, todos aquellos años en que la navidad era uno de los únicos momentos en que veía a mi familia por parte materna. Recuerdo cómo los añoraba y me dolía el no poder verlos… Recuerdo lo culpable que me sentía por ello…. Recuerdo que después de eso nunca lo mismo, ni volverá a serlo…
Por eso para mí no es otro día, otra semana u otro mes cualquiera en el calendario, es mucho más que eso. Es el final de un año más que se va y en el que doy las gracias por poder estar cerca de las personas que me importan, en especial en estos días; doy gracias por sentirme querida, por sentirme parte de una familia, por el tiempo que he pasado con ellas y todo lo que han aportado a mi vida.
Así, aprovecho esto como despedida de este año, haciendo mención especial a las personas que he conocido este 2017 y me alegro enormemente de ello, porque sin ellas todo hubiera sido muy diferente.
Este año, al igual que los anteriores, me siento afortunada de rodearme de buenas personas. A pesar de que a algunos los vea menos y mantengamos menos el contacto, no me olvido de ellos; pues estarán siempre en mi corazón. Pero tengo que hacer hincapié este año en los nuevos:
Primero, a las personas del mundo del break y el hip-hop que he conocido durante el año, que sienten la música como yo, en donde a todos nos une un mismo pensamiento, y que me hicieron sentir como en casa desde el primer momento.
Segundo, el grupo de Lo Pagán. Jamás pensé que un grupo de amigos de la playa, de esos con los que pasas el verano y no los vuelves a ver en todo el año, se convirtiera en algo tan grande y especial. Ellos me han demostrado en poco tiempo lo grandes amigos que son, me han apoyado y ayudado desde que nos conocimos hasta ahora, y les he cogido un cariño muy especial. Porque con ellos siempre son buenos momentos de risas, de planes diferentes, de buen rollo… Además, cada día se ganan más mi confianza a pulso, mucho más que otras personas.
Y por último pero no menos importante, mi clase de TAFAD. Yo que pensaba en ir solo a estudiar, hacer un amigo o dos y estar centrada en mi día a día, que no di cabida a la posibilidad de tener un contacto cercano con los compañeros de clase porque di por hecho que ellos pensarían igual… Pues ha resultado ser todo lo contrario. Somos 31, y la verdad es que no puedo decir que haya alguien que me caiga mal o me parezca mala persona. Puedo tener más contacto con unos que con otros pero todos son geniales y únicos. Todos vamos descubriendo día a día la forma de ser de cada uno, sus defectos y sus cosas buenas y nos sentimos poco a poco, parte de una pequeña familia; o al menos yo lo siento así. Así que quiero darles las gracias por ser tan buena clase, que no la cambiaría por nada, porque me han sorprendido gratamente y me alegro de que ahora formen parte de mi vida.
Para terminar, decir gracias a todos de corazón, absolutamente a todos los que dais sentido a mi vida y me acompañáis por este camino de rosas y espinas. Espero que el año que viene sigamos recorriéndolo juntos, y si no, que escojáis el camino que escojáis; seáis felices con ello. Felices fiestas a todos y feliz año nuevo.

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