Palabras disueltas en el tiempo,
pensamientos suspendidos en la mente,
hechos constantes como el eco.
Forjada la armadura no se siente,
tapados los ojos no se miente.
Idas y venidas en el camino,
pasos largos y cortos, sin sentido;
despacio se deshilacha nuestro hilo.
Rota la armadura todo siente,
abiertos los ojos todos mienten.
Rosas pinchan nuestros dedos,
sombras nos rodean entre el viento,
en la oscuridad lentamente caemos.
Armadura desaparecida, muerta;
ojos que la nada ciega.
Nada ya nos queda,
pero el corazón aún desvalido se mueve,
grita encerrado en un cuerpo casi inerte.
Armadura que despierta pero siente,
ojos abiertos que ahora no mienten.
Fuera de las rosas con espinas, voy;
lejos de las sombras, estoy;
y lejos de la oscuridad, hoy.
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